Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), la Gobernanza es: “arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad y el mercado de la economía”. En este mismo sentido, tal como afirma Canales Aliende (2010) la gobernanza implica “la actuación simultánea y dialéctica de diversas instituciones y actores sociales, económicos y políticos, de forma integrada y coordinada”. Por tanto, para entender la Gobernanza en necesario centrar nuestra atención en la búsqueda de indicadores que nos ayuden a analizar y comparar determinados aspectos económicos, sociales e institucionales de un sistema político dado.
Se puede entender por indicador de gobernabilidad una medida numérica que permite evaluar el buen gobierno, expresando de forma sintética la posición relativa en la que se sitúa el ejecutivo con respecto a una situación comparable en el tiempo, en el espacio o con respecto a una medida o estándar tomada como referencia. Pese a la dificultad de llevar a cabo esta medición, los indicadores sí pueden ayudarnos a aproximarnos al tema objeto de estudio y constituir un punto de referencia clave de una estrategia orientada a la mejora y adaptación en la gestión de lo público.
Una propuesta
de indicadores teniendo en cuenta la anterior definición, pasaría por analizar tres índices
concretos recogidos en la propia definición: Índice Económico (IE),
Índice Social (IS) e Índice
Político-Institucional (IPI).
IG = IS + IE + IPI
Índice Social (IS)
La
sociedad civil tiene el derecho –e incluso el deber– de ejercer una
fiscalización constante de la acción pública para comprobar si sus dirigentes
representan o no sus intereses legítimos, o para exponer directamente las
demandas que quieren ver satisfechas. Al respecto, se pueden tener en cuenta los siguientes indicadores, los
cuales permiten medir el grado de implicación de la sociedad en la vida pública
de un país: a) Transparencia pública; b) Desarrollo Humano; c) Libertad de
Prensa; d) Influencia de lobbies; e) Participación electoral; f) Libertad en la
red; g) Participación electrónica; h) Servicios online; i) Infraestructuras en
Telecomunicaciones; j)Voz y Rendición de cuentas; k) Confianza en el Gobierno;
l) Emisiones de CO2; m) Desigualdad social; y n) Compromiso cívico.
Índice Económico (IE)
La
Gobernanza propone un modo de gobernar que pretende conseguir el desarrollo
económico equilibrado, por lo que gobernanza y economía son dos conceptos que
están íntimamente relacionados. Desde este punto de
vista, podemos encontrar indicadores que midan el grado en que los actores políticos e institucionales
implementan políticas y programas que busquen un crecimiento económico continuo
y sostenido, que ayuden a la evolución progresiva de la economía hacia mejores
niveles de vida de los ciudadanos y que generen un sistema de distribución justo
de los bienes y los servicios públicos. Así, se pueden tener en cuenta indicadores tales como: a)
Competitividad global; b) Secreto financiero; c) Presupuesto abierto; d) Delito
económico; e) Balanza fiscal; f) Empleo en el Sector Público; g) Contratación
pública (en % respecto del PIB); h) Crecimiento anual (en % respecto del PIB);
i) Inflación anual; j) Importaciones de bienes y servicios; y k) Exportaciones
de bienes y servicios.
Índice Político-Institucional (IPI)
Evaluar en buen gobierno de un
país, exige fiscalizar sus instituciones, así como el grado en el que sus
ciudadanos confían en ellas, por lo que se pueden tener en cuenta los siguientes indicadores: a)
Control de la corrupción; b) Percepción de la corrupción; c) Fuentes de
Soborno; d) Independencia judicial; e) Imperio de la Ley; f) Desarrollo del
e-Gobierno, g) Eficacia del sistema judicial; h) Estabilidad política; i)
Eficacia gubernamental; j) Calidad regulatoria; k) Gasto social (en % respecto
del PIB); y l) Riqueza financiera de las Administraciones Públicas.
La Gobernanza
Democrática implica un nuevo rumbo en la gestión de lo público e invita a
formar una democracia más deliberativa, en donde se tenga en cuenta a otros
actores –y no sólo impere la preponderancia
monopolística del Estado–, para resolver el conflicto social latente y la
incertidumbre a que estamos expuestos de manera continuada. Si el modelo actual parece remitir a la estructuración jerárquica
y a las relaciones de verticalidad de una comunidad política, la Gobernanza
remite a la idea de horizontalidad y de proliferación de relaciones de
cooperación y mecanismos de control que se establecen, esencialmente, entre el
Sector Público, el Privado y el Tercer Sector de las organizaciones, y en todos
los niveles territoriales.
Sin embargo, no hay que
olvidar que la Gobernanza requiere de unas instituciones fortalecidas y
legitimadas, de una sociedad formada, crítica y responsable y de un adecuado
funcionamiento del sistema económico basado en las reglas fijadas por el
Estado. La Gobernanza Democrática es presente y será el futuro en el camino hacia un
desarrollo social, político y económico duradero.
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