domingo, 18 de septiembre de 2016

La técnica del Benchmarking

El Benchmarking es un término que está influenciado por varias corrientes distintas de pensamiento. La Geodesia es la Ciencia matemática que tiene por objeto determinar la figura y magnitud del globo terrestre o de gran parte de él con respecto a un punto de referencia, y construir los mapas correspondientes. Si aplicamos esta definición al ámbito de las organizaciones, Benchmarking es el punto de referencia o el patrón reconocido de excelencia con respecto al cual se miden patrones similares, prácticas organizativas modelo para otros.

El Benchmarking es un anglicismo que proviene de “Benchmark”, esto es, de marca, de estándar de referencia, de punto de comparación. De igual modo, para autores como Dantotsu, el Benchmarking se asocia al término japonés de “dantotsu”, que significa luchar para ser el mejor de los mejores. Por su parte, la doctrina ha reflexionado sobre el concepto y aquí se muestran algunas de las definiciones de referencia en la materia.

Para Kotler (1994), el Benchmarking: “es una de las mejores fuentes para la mejora de la calidad y de la competitividad de una organización”.

Para Auluck (2002), el Benchmarking: “puede ayudar al aprendizaje y a la mejora organizaciones, así como establecer una voluntad para el cambio”.

Otros como Camp (1989), afirman  que esta técnica: “implica seleccionar una referencia demostrada de desempeño en cuanto a procesos o actividades similares a las de nuestra organización” o “es la búsqueda de las mejores prácticas que conducen al desempeño óptimo, es la epítome de la excelencia”.

Por su parte, Boxwell (1995) considera que el Benchmarking: “ayuda a hacer las cosas mejor, más rápidas y más baratas en una época caracterizada por la continua inflación de los déficit presupuestarios. El benchmarking es la herramienta natural del mejora” o “es, sencillamente, aprender de los mejores”.

Pero una de las definiciones más completas de esta técnica de gestión pública válida en el proceso de ejecución de las políticas públicas es la que ofrece Spendolini y se cita a continuación: “Benchmarking es un proceso continuo, sistemático y planificado que llevan a cabo las instituciones para comparar, evaluar y comprender las funciones y servicios de aquellas organizaciones que están identificadas y reconocidas como representantes de prácticas excelentes, con la finalidad de mejorar las prestaciones que ofrecen a los ciudadanos”.

El Benchmarking es una de las técnicas de gestión pública que mejores resultados puede producir en las organizaciones al mínimo coste, pues se nutre de los recursos que éstas ya poseen y de las experiencias implantadas por sus semejantes. En concreto, algunos de los beneficios específicos que obtenemos del Benchmarking: a) Provoca una actitud crítica de lo que la organización está haciendo, impulsándola al cambio y a través de una planificación estratégica donde se definan los objetivos, los procedimientos, las políticas y los programas y las estrategias que se quieran conseguir aprendiendo de aquellos que lo han hecho bien o mejor; b) Mejora la calidad en la prestación de bienes y servicios que ofrece la organización al ciudadano; y c) Insta al aprendizaje y la mejora continua en la búsqueda de la excelencia y la innovación de la Administración Pública de que se trate, cambiando la cultura organizativa.

Esta técnica de gestión, ¿imita o innova? El Benchmarking siempre innova porque nunca puede copiar ni aplicarse la literalidad de una buena experiencia de una organización a otra, la cultura organizativa no es la misma. Es de reseñar que casi toda la normativa, Libros, Comunicaciones y documentos de trabajo de la Unión Europea incorporan la técnica del Benchmarking con fórmulas como: “Los Estados se comprometen a organizar el intercambio de las mejores prácticas…”, “Los Estados deben fomentar la cooperación, intercambiar buenas prácticas y acordar objetivos comunes…” o “Se establecerán los mecanismos oportunos para que los Estados compartan las mejores prácticas en materia de aplicación de las medidas…”. En definitiva, las buenas prácticas no se originan únicamente en el sector privado sino que podemos encontrar en el sector público numerosas experiencias que constituyen un ejemplo para la modernización de otras Administraciones Públicas.

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