jueves, 11 de julio de 2013

¿Reforma o Modernización Amdinistrativa?


Con frecuencia, podemos observar que se utilizan indistintamente verbos como reformar o modernizar para hacer alusión al proceso de mejora de la Administración Pública, conviene precisar sobre el concreto significado de cada uno de ellos, especialmente, en lo que se refiere a los dos primeros, de extensión y uso más generalizado. Reformar es modificar algo con la intención de mejorarlo, corregirlo, enmendarlo, revisarlo. Modernizar es dar a algo un carácter moderno, adaptarlo a los usos y costumbres más avanzados.

De este modo, la reforma administrativa haría alusión los procesos de adaptación a los fenómenos contemporáneos, de recepción de nuevas técnicas, de adelantos y de descubrimientos, de modificaciones coyunturales a situaciones de origen, de adaptaciones internas en el corto plazo. Sin embargo, la modernización administrativa va más allá, pues supone una transformación en el largo plazo no sólo hacia dentro de la organización, sino también al exterior, principalmente en la vinculación de ésta con el ciudadano. Consecuente, la reforma solo sería un complemento técnico a este proceso transformador, que cuenta con una dirección y planificación estratégica y con un contenido marcadamente político. Por su parte, la innovación es el término de moda en la actualidad para definir la mejora organizativa, pues con ello se pretende que las Administraciones Públicas no solo se modernicen sino que lo hagan siendo pioneras y precursoras del cambio respecto de otras entidades análogas, buscando siempre la excelencia en su actuación.

Como acertadamente sentencia CANALES ALIENDE, J. M., “la modernización administrativa va a ser un proceso más plural y complejo, vinculado a los cambios sociales y políticos, y caracterizado por la utilización de varios instrumentos, todos ellos complementarios, pero sobre todo por la importancia dada a los resultados, a la calidad y a la satisfacción de la prestación de los servicios públicos por parte de los usuarios; pero especialmente ésta hará hincapié en el cambio de la cultura administrativa, y no tanto en las transformaciones formales y procedimentales”.

La sociedad está inmersa en cambios continuos y sustanciales en todos los ámbitos de la vida, lo que origina también un prolongado esfuerzo de la Administración Pública a la realidad, al momento y al lugar en el que se sitúa. VILAS, C. M., afirma que “la política, incluso la política reducida a Administración, siempre es un juego de finales abiertos”. Por eso, la Modernización Administrativa es una puesta al día permanente de las organizaciones públicas, un proceso constante, siempre inacabado,   profundo y continuo de cambio de las instituciones político-administrativas, de su reconstrucción a partir del ciudadano y en función de las necesidades que el mismo manifiesta.

Así, RODRÍGUEZ-ARANA MUÑOZ, J. señala al respecto que “la modernización lleva de la mano a desechar cualquier solución que se presente con pretensiones de globalidad y con la etiqueta de definitiva. Ni el conformismo estático o esclerótico de lo que algunos llaman derecha; ni el inconformismo dinámico y compulsivo de lo que llaman izquierda”. Y todo ello por la propia dificultad del ser humano para poder discernir con claridad el sentido de la realidad, la capacidad de distinguir lo bueno de lo malo o de lo mejor, el sentido práctico para actuar con decisión y prudencia, en definitiva, para buscar el equilibrio compartido.

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