Tal y como afirma ARRANZ BUESO, E., la estrategia trae consigo la definición de orientaciones generales para la acción de las organizaciones ante hechos nuevos, buscando valores diferentes de los que pueden generar en simples procesos incrementales de adaptación y mejora. En este sentido, un Plan Estratégico puede suponer un auténtico y profundo cambio de una entidad para acercarse más a su entorno, para reconducir su futuro, para implicar a todos sus empleados y a toda la sociedad en dicho cambio a través del consenso, generando así un camino conjunto hacia el aprendizaje organizativo acumulativo.
Así, en palabras de FERNÁNDEZ GüELL, J. M., “la planificación estratégica de ciudades es un proceso sistemático, creativo y participativo que sienta las bases de una actuación integrada a largo plazo, que define el modelo futuro de desarrollo, que formula estrategias y cursos de acción para alcanzar dicho modelo, que establece un sistema continuo de toma de decisiones y que involucra a los agentes locales a lo largo de todo el proceso”.
En este escenario de grandes cambios socioeconómicos donde se presentan importantes retos para las Administraciones Públicas y para los ciudadanos, Burgos ha creado la Asociación Plan Estratégico Ciudad de Burgos, una entidad sin ánimo de lucro promovida por el Ayuntamiento del municipio con la finalidad de elaborar las líneas estratégicas de cambio que precisa la ciudad y aprobar con ello el Plan Estratégico Burgos 2020. Constituyen dicha Asociación más de 60 entidades públicas y privadas de Burgos, cuya actividad se circunscribe al ámbito social, económico, político, sindical, académico e investigador.
En lo referido al citado Plan, éste se articula en 9 líneas estratégicas bastante ambiciosas, que abarcan conceptos y definiciones muy laxas y que, en cuanto a la ténica, pueden dificultar la operacionalización de las variables para el cambio y la medición de indicadores de evaluación y control. Son las siguientes:
Siguiendo a FERNÁNDEZ GüELL, J. M. (2006), el Plan Estratégico de la Ciudad de Burgos adolece de ciertas debilidades que pueden condicionar su correcta implantación y que son las siguientes:
- Una excesiva flexibilidad y adaptabilidad de la planificación al entorno: en el Plan adquiere un peso considerable el mercado, el cual puede acabar imponiéndose en los proyectos y en las actuaciones de cambio. El riesgo deriva en que el proceso puede simplificarse sustancialmente, equiparando la ciudad solo como una organización productiva, competitiva y eficiente, olvidando los aspectos de equidad, sostenibilidad y gobernabilidad propios que son exigibles a cualquier entidad pública.
- Debilidad financiera: el Plan se caracteriza por una excesiva dependencia de las entidades colaboradoras del mismo, las cuales pueden dirigir en la sombra las estrategias de cambio, deslegitimando así el proceso participativo que debe definir cualquier estrategia de cambio.
- Limitaciones intrínsecas: el Plan tiene un carácter más cualitativo que cuantitativo, lo cual dificulta los cursos de acción, el establecimiento de un cronograma vinculante, la dotación de recursos necesarios o de responsables de las actividades de mejora y la concreta definición de objetivos vinculantes. Su elevado nivel de abstracción de sus determinaciones puede dificultar su comunicación a la ciudadanía y su excesiva ambigüedad en las propuestas complica su implantación.
En definitiva, el Plan Estratégico Burgos 2020 es un documento de referencia para el cambio de la ciudad aunque demasiado ambicioso en su contenido y en sus pretensiones y objetivos, cuya virtud reside en su elaboración consensuada gracias a la participación de la mayoría de agentes sociales y económicos de la ciudad pero cuyo defecto quizás estribe en partir de un diagnóstico demasiado lineal de las necesidades reales del municipio, siendo además esta fase la qe más importancia adquiere en el proceso de cambio.
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