"El Virus de la Actitud" es un vídeo donde se refleja claramente la importancia que tiene una disposición de ánimo positiva en los miembros de las organizaciones de trabajo -tanto los que ocupan niveles de dirección como los de puestos inferiores- y cómo frente a actitudes negativas que pueden infectar a sus unidades, éstas mismas tiene la capacidad de inmunizar el ataque e incluso mostrarse proactivas al virus. Tanto en el diagnóstico como en la prevención o curación, el papel que juega el líder es el más relevante.
Hay que partir de la base de que en todo tipo de estructuras laborales, en general, existen diferentes tipos de miembros que responden a los siguientes perfiles:
- Alterado: es un miembro que genera rechazo entre los demás porque no suele medir las consecuencias de sus actos y actúa de forma emotiva y poco racional.
- Perfeccionista: se cree que su trabajo es el que más vale y no puede ser refutado por nadie, no admite correcciones y critica constantemente el trabajo que realizan los demás.
- Resistente: es un miembro acomodado que se opone a cualquier cambio que quiera producirse en su organización y que pueda modificar su situación.
- Desapegado: no da todo lo que puede dar en la organización y se limita a hacer lo mínimo que considera que son sus competencias.
- Esparcidor de rumores: es un miembro interesado por saber todo lo que ocurre en la estructura para contarlo y sembrar la duda entre los demás miembros de la organización, generando desconfianzas y dudas en el funcionamiento de las unidades de trabajo.
- No comprometido: no se siente miembro de un equipo ni asume responsabilidades.
- Pesimista: es el principal portador del virus de la negatividad en las organizaciones y siempre es la parte del problema pero no de la solución.
Por tanto, el papel que juega el líder para mantener una actitud positiva entre los diferentes miembros de la organización es fundamental, ya que de él dependen dos funciones clave para el éxito: entrelazar los objetivos individuales de los miembros de la organización con las metas colectivas de la estructura, a través de la motivación; y conseguir una buena gestión y dirección de la comunicación en la organización.
Respecto de la primera, DRUCKER, P. señaló que el líder "no se trata de una personalidad magnética, eso puede ser sólo facilidad de palabra. Tampoco de hacer amigos o influir sobre las personas, eso es adulación. El liderazgo es lograr que las miradas apunten más alto, que la actuación de la gente alcance el estándar de su potencial y que la construcción de personalidades supere sus limitaciones personales".
Respecto de la segunda, la comunicación, el líder debe transmitir una visión clara, coherente y creíble de la organización y dirigir la estrategia de comunicación, pues es la voz autorizada y fiable para sus miembros. Su desarrollo le permite al líder mejorar su capacidad de conectar con ellos, de compartir sus ideas, estrategias y objetivos, de impartir instrucciones y definir expectativas de manera clara y precisa, de influir en la cultura organizativa y, en consecuencia, de alinear las finalidades individuales con las colectivas en la estructura de trabajo.
O somos parte del problema o somos parte de la solución.
ResponderEliminarHala madrid.
ResponderEliminarForca barca
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