martes, 9 de octubre de 2012

Constitucionalismo global

A propósito de la lectura de Más allá de la soberanía y la ciudadanía: un constitucionalismo global del jurista Luigi Ferragoli, cabe reflexionar sobre el papel que juegan ambas  -soberanía y ciudadanía-, en el escenario internacional.

Según el autor, la soberanía se manifestaba de dos maneras: interna y externamente. La soberanía interna supone la superación del estado de naturaleza del hombre para adaptarlo a la convivencia social y asegurar su propia existencia. Por su parte, la soberanía externa supone una doble vertiente, al negar el estado de naturaleza para conservar el estatus y afirmarlo para relacionarse con otros y permanecer en constante guerra.

La ciudadanía, por su parte, ha pasado del "ius gentum" en el que el Derecho universal era de todos, a ciudadanías desiguales e incluso personas que no adquieren tal calificativo.

Constitución y globalidad convergen en un mismo fin: el constitucionalismo global. Una constitución universal supera los límites del obsoleto concepto de soberanía y dota al fenómeno social de unos renovados elementos jurídicos de orden y seguridad.  Por su parte, la globalización -canalizada a través los ciudadanos-, transmite dicha renovación y legitima el poder constituido.

Como señala en la lectura el jurista italiano, la verdadera dificultad estriba en desarrollar el nuevo orden jurídico universal, donde se superen las jerarquías de los Ordenamientos Jurídicos nacionales, donde se desnacionalicen los Derechos Humanos, donde se mantengan situaciones de igual a igual en la comunidad internacional y, -sobre todo y a mi entender-, donde se supere la regresiva identidad y se camine hacia la afirmación de toda persona en lo que es y debe ser en cualquier lugar del mundo: ciudadano de derechos.

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