"13 Días" sitúa al espectador en un escenario decisional de pugna entre el pensamiento político y el pensamiento burocrático en un periodo determidado y en unas circunstancias extremas: la Crisis de los Misiles. El Presidente estadounidense J.F.Kennedy debe dar una respuesta contundente a la amenaza ofensiva de la Unión Soviética, al instalar en Cuba misiles nucleares que atentaban, no solo contra la seguridad del país, sino de todo el mundo occidental. Todas las opciones cuentan con un alto grado de incertumbre y la respuesta no parece clara.
Muchos de los miembros de su equipo apostaron por un modelo decisional tecnocrático al estilo weberiano, con un excesivo tinte militar y patriótico, donde la respuesta quedaba reducida a la ejecución de una razón científica y desaparecía con ello la diversidad de opciones para el político: el ataque aéreo para desarticular la amenaza soviética, solo o acompañado de la invasión. Hasta tal punto creían en ello que no sería lógica aplicar cualquier otra medida: "Solo hay una postura razonable y esperemos que la pacificación no le venga al presidente de familia, auque me temo que la flaqueza sí".
Kennedy, por contra, apostó por el modelo decisional pragmático weberiano, mediante el cual establece un permanente diálogo con expertos, burócratas y políticos, intercambia posiciones y llega a adoptar una decisión estratégica para su gobierno, siendo consciente de todo lo que rodea a su respuesta, negociando y agotando las vías de la diplomacia, pero teniendo muy clara una idea: "sería inmoral olvidar nuestras convicciones" .
Lo cierto es que el gobierno estadounidense supo dar una respuesta equilibrada y, además, el devenir de los acontecimientos le favoreció en gran medida. Pero lo que queda demostrado en "13 Dias" es que la decisión pública tiene que conjugar objetividad y ética y que rara vez la respuesta de las administraciones está al márgen de la cultura política del país.
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