viernes, 30 de mayo de 2014

Sobre la Poliarquía


La Poliarquía podemos definirla como el gobierno de muchos, el cual dota de practicidad la idea clásica de soberanía popular a partir de la existencia de muchas mayorías en pugna en un sistema político que quieren llevar a cabo sus propuestas. Autores como DAHL o LINDBLOM se han ocupado de determinar lo que se entiende por Poliarquía a lo largo de estos últimos años, debido en parte al presente contexto donde la dispersión del poder, a todos los órdenes y entre variados grupos de la sociedad con intereses diversos, es lo habitual a la hora de tomar cualquier decisión pública.


Para estos autores, deben darse una serie de criterios, condiciones e instituciones para que podamos referirnos a este sistema de gobierno, esto es, a la Poliarquía. En cuanto a los criterios, pueden resumierse en los siguientes: la igualdad de base en el acceso al voto; la igualdad de oportunidades de participación en la toma de decisiones; la igualdad de oportunidades en los procesos de delimitación de intereses, objetivos y valores; el control final sobre las decisiones acordadas; y un cuerpo de ciudadanos inclusivo.

Si nos referimos a las condiciones, las mismas se resumen en cinco: 1) No deben utilizarse medios de coacción para llegar al poder o mantenerse en él; 2) Debe existir una sociedad moderna, dinámica y pluralista; 3) Coexistir ciudadanos en una sociedad culturalmente homogénea o sociedades heterogéneas con un nivel tolerable de conflicto; 4) Debe existir un consenso razonable en cuanto a creencias y prácticas democráticas; y 5) No debe existir intervención, influencia o control de una potencia extrajera que sea hostil a este sistema de gobierno.

En cuanto a las instituciones necesarias, podemos citar éstas: la existencia de cargos electivos para el control de las decisiones políticas; la existencia de elecciones libres, periódicas e imparciales; la existencia de sufragio inclusivo; el derecho a ocupar cargos públicos en el gobierno; la libertad de expresión; la existencia y protección por ley de variedad de fuentes de información; y el derecho a constituir asociaciones, partidos políticos y grupos de interés.

Quizás una de esas condiciones y una de esas instituciones sean más sobresalientes que otras, en esa distinción teórica de lo que es democracia y de lo que es poliarquía:
  • Si la Poliarquía es el “gobierno de muchos”, debemos delimitar de quiénes y en qué medida pueden decidir sobre la res publica. La existencia de una gran variedad de organizaciones autónomas en una condición indispensable para este sistema político.
  • Si existe una variedad de actores, es preciso instituir la igualdad de oportunidades de participación en las decisiones públicas para cada uno de ellos.

En la actualidad, la Poliarquía cobra mayor relevancia por el papel fundamental que ocupan las organizaciones sociales en el sistema político, pues éstas llevan a cabo la indispensable función de agrupar el interés general (más allá de lo que lo hacen los partidos políticos), e intermediar entre el aislado y desafecto ciudadano y el distante y poderoso Estado. El poder es soberano y único y reside en los ciudadanos pero los intereses colectivos que pretenden ser cubiertos son cada vez mayores y segmentados.

Si la democracia es una creación humana, de naturaleza imperfecta, frágil, que dota de cierto orden al caos, que busca unión en la diversidad, que busca el bien común, la Poliarquía vendría a ser un estadio avanzado de gobierno, en el que pasamos de la utopía a la efectividad. No hay un cuerpo de ciudadanos homogéneo, como tampoco existe un único y común bien público que satisfacer. La Poliarquía es una manera de repensar esa democracia, en un proceso de continua adaptación del ciudadano al contexto en el que convive con los demás.

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