El Libro Blanco sobre la Gobernanza Europea (2001) establece como principio básico del buen gobierno la PARTICIPACIÓN de la siguiente forma: "La calidad, la pertinencia y la eficacia de las políticas de la Unión implican una amplia participación de los ciudadanos en todas y cada una de las distintas fases del proceso, desde la concepción hasta la aplicación de las políticas. Una participación reforzada debería generar una mayor confianza en los resultados finales y en las instituciones de las que emanan las políticas. La participación depende esencialmente de la adopción de un enfoque integrador de este tipo por parte de las administraciones centrales en la concepción y aplicación de las políticas de la Unión Europea".
Por tanto, un factor clave de la Gobernanza democrática es la participación ciudadana, la cual debe extenderse a todos los actores del sistema político y a todas las fases del proceso gubernamental. El afán por superar la crisis y desconfianza institucional, la o la incapacidad de la clase política para dar respuesta a las exigencias sociales lleva, precisamente, a abrir más el sistema político a cuantos quedan afectados por él y, especialmente, lleva a su encuentro con el ciudadano.
No
se puede seguir justificando la democracia desde una posición estática,
con una estructura formal y protagonizada por la representatividad de
determinados actores -sobre todo, los partidos políticos-. Ya no sirve el modelo de democracia
representativa, hay que caminar hacia la consolidación de instrumentos
que garanticen el pleno desarrollo de una democracia reflexiva/
deliberativa, superando la posición pasiva del ciudadano y situándole en
el centro de toda decisión pública.
La participación ciudadana se ha convertido en uno de los grandes pilares de las sociedades democráticas, entendiéndose ésta como aquellas actividades y espacios en los que instituciones públicas y la ciudadanía colaboran estrechamente para mejorar los servicios públicos a través del acercamiento entre los poderes públicos y la sociedad civil. Así, los ciudadanos adquieren cotas cada vez mayores de protagonismo en la gestión del espacio público y mejoran su calidad de vida, mientras que los decisores públicos son cada vez más responsables en su gestión.
En este sentido, la Unión Europea está implementando medidas de gran trascendencia, que acercan la decisión pública a la sociedad civil y ayuda a que ésta última sea la protegonista indiscutible del sistema político. Entre los programas más elevantes podemos citar dos:
- e-GovPoliNet, diseñado para fortalecer la investigación científica, social y tecnológica en Europa y para conseguir la excelencia en la práctica de la gobernanza pública digital y en la configuración de las políticas públicas mediante la integración de las capacidades de conocimiento y praxis de todos los socios que integran el proyecto
- OCOPOMO (Open Collaboration for Policy Modelling), es un proyecto paneuropeo, cuyos principales objetivos pasan por conseguir apoyo ciudadano para la elaboración, implementación y evaluación de las políticas públicas y para todas aquellas decisiones de interés general adoptadas por los gobiernos locales, regionales y estatales, lograr que la sociedad conozca lo que hacen sus gobiernos, tanto a nivel nacional como a nivel europeo, impulsar proyectos comunitarios de colaboración conjunta entre los países de la Unión Europea o fomentar la e-participación entre ciudadanos europeos o avanzar en la creación de entornos de colaboración abiertos, transparentes y participativos.